lunes, 12 de octubre de 2015

Abundancia y Escasez

"La cosecha es abundante
 y los obreros escasos."
 (Mateo 9, 37)

En los confines del mundo,
allá donde la Tierra pierde su casto nombre,
había una vez dos países en un sólo territorio,
Se llamaban Abundancia y Escasez.
Sus habitantes se llamaban abundantis y escasitos, respectivamente.

Los profetas de Abundancia olvidaron los límites planetarios.
Los agoreros de Escasez lucraban con el miedo.
Los feligreses de Abundancia creían en la teoría del chorreo.
Los que vivían en  Escasez conocían muy bien las goteras.
Los abundantis opinaban de los escasitos:
 "pobres miserables e ingratos  de poca fe". 
Los escasitos opinaban de Abundancia:
"obscena e inalcanzable opulencia".

Los escasitos trabajaban en los Centros comerciales de Abundancia,
 y con frecuencia se sobre-endeudaban para vivir como sus clientes y patrones abundantis.

-"La abundancia te lleva a la colaboración. Bienvenido a la era de la economía colaborativa" -decían los abundantis innovadores. Colaboraban sus farmacias, colaboraban sus mineras, sus industrias de pollos, colaboran sus empresas pesqueras con sus senadores, colaboraban sus multinacionales. Hasta las plataformas de su economía colaborativa se habían convertido en monopolio.

Mientras tanto, los escasitos, murmuraban: 
-"Colaborando sobrevivimos; desde la minga hasta la olla comunitaria. 
El bingo solidario es nuestro crowdfunding. La polla, nuestro microcrédito entre pares".

Los abundantis eran optimistas tecnológicos:
-"No os preocupéis, la tecnología nos salvará!"- repetían sus gurús en los seminarios

Los escasitos eran pesimistas institucionales. 
-"Y ahora, quién podrá defendernos?"- declamaba su anti-héroe favorito.

Los hijos de Abundancia iban a colegios de Abundancia para seguir siendo abundantis. Sus papás les compraban los compañeritos, para que encontrasen en el futuro un trabajo digno de un abundantis.
Los hijos de Escasez iban a escuelas de Escasez, con profesores escasitos, y probablemente seguirán siendo escasitos. Un escasito se alegraba de encontrar un trabajo digno, pues muchos ignoraban su significado.

Raramente un abundantis se casaba con un escasito. 
Y cuando eso ocurría, las familias se miraban con recelo.
¿Qué pensaría el resto?

Para bien o para mal,
los escasitos son abundantes, y los abundantis, escasos.

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