miércoles, 7 de enero de 2015

La Calamización de Chile

Aviso al lector:
Suficientes empresas e instituciones difunden las bondades de la minería de cobre -aclamado con orgullo como el sueldo de Chile- y su contribución al desarrollo del país. Este post va en otra dirección.



El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define el sustantivo "calamidad" del siguiente modo:

calamidad.

(Del lat. calamĭtas, -ātis).


1. f. Desgracia o infortunio que alcanza a muchas personas.

2. f. Persona incapaz, inútil o molesta.


El neologismo "Calamización" en el título de este escrito -usado con confesada intención provocadora en referencia a Calama, la ciudad minera del Norte de Chile-busca referirse al proceso por el cuál un territorio sufre una dinámica de impactos sociales, ambientales, económicos y culturales, que podrían asemejarse a "desgracias o infortunios que alcancen a muchas personas".

Mi trabajo como facilitador de conversaciones en sistemas complejos me permite navegar libremente en distintos territorios, asumiendo naturalmente un rol que recuerda metafóricamente al de una abeja que vuela de flor en flor, favoreciendo la polinización cruzada. En los últimos años, me ha tocado visitar distintos territorios afectados por la industria minera. Iquique, Tocopilla, Antofagasta, Copiapó, el Valle del Choapa, Andacollo, el cajón de Farellones...


Esto me coloca en una posición privilegiada que me permite conversar con numerosas personas de diverso origen y condición que habitan esos territorios. Al escucharlas con atención y paciencia, es posible percibir ciertos patrones comunes a la dinámica sistémica generada por la presencia de la industria extractiva y sus impactos en la sociedad, tanto a nivel local, como a nivel macro.

Durante la última década, hemos asistido a lo que los economistas -Vergara, Berthelsen, Agosin, Grijalva- llaman el superciclo de los commodities, impulsado por el crecimiento de los gigantes asiáticos. Las estadísticas muestran que durante esos años China construía el equivalente a la cantidad de viviendas de Roma cada dos semanas, y el equivalente a la superficie urbana de España cada año. El crecimiento económico de China influye en el precio del cobre. Un precio del cobre superior al precio de equilibrio aumenta las expectativas de inversión minera, lo que atrae inversión inmobiliaria y en infraestructura, lo que en ausencia de mecanismos de colaboración público-privada de largo plazo genera un crecimiento urbano no planificado, que redunda en una mayor segregación urbana, contribuyendo a deteriorar el tejido social y la cohesión social. Un crecimiento sostenido de una región atrae una mayor inmigración de otras regiones y países, lo que complejiza la diversidad cultural en el territorio, pudiendo llevar a la aparición de dinámicas de discriminación étnica que pueden llegar a tensionar la convivencia intercultural con expresiones de xenofobia (de las cuales los medios solo reflejan las más visibles, tales como grafittis, marchas)

La consolidación de la actividad minera atrae flujos de población flotante en el territorio formada por miles de hombres que viajan semanalmente en avión desde otras regiones para trabajar en el sistema de turnos: 7x7, 4x4, 4x4, 6x2,5x2, 9x3,10x4, 8x4.. Esto es una gran oportunidad de negocio para las lineas aéreas, taxis y transfer, hoteles... Pero también otros negocios crecen al alero de la minería. La alta afluencia de hombres  y la cantidad de dinero en efectivo disponible provoca un aumento de la demanda de comercio sexual, y en algunos casos, de locales de expendio de bebidas alcohólicas y tráfico ilícito de estupefacientes. El aumento de dinero disponible en la zona provoca una espiral de inflación local de precios-costos-salarios que resulta prácticamente incontrolable, generando como consecuencia una economía dual, entre quienes trabajan y disfrutan del poder adquisitivo de los altos sueldos de la minería y el resto de los mortales que trabajan en comercio y servicios. Por ejemplo, los liceos municipales de Antofagasta tienen serias dificultades para atraer a profesores especialistas -  por ejemplo, en filosofía o en física- porque las universidades regionales no  cubren esos puestos con nuevos egresados y ningún profesor desea irse a vivir a Antofagasta  con tal alto costo de vida con sueldo de profesor. Incluso los jóvenes ven cooptados sus proyectos de vida por la presión de las expectativas familiares. "M'ijo, si quiere ganar plata, búsquese una peguita en la mina, poh!"

A nivel macroeconómico, la progresiva dependencia de la exportación de una materia prima, aumentando considerablemente el ingreso de divisas, y perjudicando consecuentemente a la competitividad de resto de exportaciones es conocido por los economistas como el mal holandés o la enfermedad holandesa.

De algún modo, al llegar la minería -pública o privada- a territorios periféricos con mínima presencia del Estado, se da un fenómeno de transferencia implícita de soberanía. Así, las empresas mineras, presionadas a veces por lineamientos de su casa matriz, a veces por la necesidad de la licencia social para operar, y otras veces como reacción a conflictos socioambientales con la comunidad, comienzan a tomar decisiones propias de política pública o incluso generar bienes públicos allá donde el Estado no llega. He visto empresas mineras decidir en qué se van a capacitar los profesores de escuelas municipales, hacia dónde debe orientarse el turismo en un territorio, dónde construir carreteras o hasta donde construir locales parroquiales. 

No juzgo estos hechos desde una óptica estatista. Al contrario, creo importante ampliar la responsabilidad pública más allá de monopolio del Estado. Tanto las empresas, como las comunidades y la sociedad civil organizada comparten responsabilidad en la construcción de valor y bienes públicos, tal como propone Francisca Rivero, de la Fundación Avina Chile. Sin embargo, creo importante velar por la transparencia y la legitimidad de los mecanismos de decisión sobre los bienes públicos cuando los toman entidades privados.

Este fenómeno que he denominado calamización no es exclusivo del Norte de Chile. El Alcalde de Lo Barnechea, Felipe Guevara, ya adelantó  el riesgo de Calamización del centro de Chile cuando advirtió que el proyecto Andina 244 de Codelco "iba a provocar que Santiago sea Calama en 50 años más". Fue precisamente el Alcalde de Calama el que en 2012 apoyó y convocó movilizaciones ciudadanas que encendieron las luces de alerta sobre la necesidad de descentralizar y redistribuir los beneficios en los territorios afectados. La iniciativa Calama Plus se activó precisamente a partir de aquel hito.

Y me atrevería a decir que esta dinámica de la minería chilena del cobre es extrapolable, con mas o menos matices, a otras industrias extractivas del continente americano. El investigador peruano Carlos Monge, del Revenue Watch Institute, lo denomina neoextractivismo. Hasta las autoridades públicas más progresistas terminan aceptando e incluso apropiándose de un discurso neoextractivista que justifica la extracción de los recursos naturales no renovables para generar ingresos que financien el gasto público, ya sea para la inversión en infraestructuras,  o para gasto social –salud y educación en el mejor de los casos, u otro tipo de subsidios. Así vemos a Maduro en Venezuela y Correa en Ecuador defendiendo la extracción de hidrocarburos, Humala en Perú y Bachelet en Chile defendiendo la extracción de cobre.

A pesar de este sombrío panorama, a veces, puntos de luz inesperados. Comparto aquí el inspirador testimonio de Pablo Valenzuela, Director Ejecutivo de Casa de la Paz, impulsor del Grupo de Diálogo sobre Minería, Democracia y Desarrollo Sustentable, que están avanzando sistemáticamente en la apertura de espacios auténticos de conversación para avanzar en esta materia.





jueves, 1 de enero de 2015

El sentido sagrado del trabajo

La semana pasada, mientras se presentaba la nueva propuesta de Ley que Moderniza el Sistema de Relaciones Laborales en Chile, en una conversación sobre innovación social con un amigo, surgió este diálogo:

- ¿Qué es eso de los Lab? ¿Por qué se ha puesto de moda esto de los Lab? MediaLab, Fab-Lab, CoLab, HibridaLab, ParticipaLab, SociaLab, InnovaLab...
- Lab viene de Laboratorio, una metáfora de un espacio para experimentar, explorar, investigar, aprender y emprender.
- ¿Por qué será que a Lab-oratorio le han quitado el Oratorio?
- ¿Será que estamos perdiendo el sentido sagrado del trabajo?



Eso me llevó a indagar en distintas fuentes sobre la evolución del sentido sagrado del trabajo desde sus orígenes hasta la actualidad y compartirlas aquí con los lectores.

En la antigua tradición judeo-cristiana aparece el trabajo como una consecuencia -mandato para algunos, castigo divino para otros- del pecado original. 

"Ganarás el pan con el sudor de tu frente, 
hasta que vuelvas a la misma tierra de la que fuiste sacado"

Si dejamos que la etimología nos devele el origen del significado de la palabra trabajo, descubriremos que viene de tripaliumque era una herramienta de tres palos usada para sujetar caballos o bueyes y así poder herrarlos. Era usado también como instrumento de tortura para esclavos o reos. De ahí, tripaliare, significa "torturar", "atormentar", "causar dolor". De aquellas palabras derivaron "travail" en francés, e incluso "travel" en inglés.

El hecho de dejar de trabajar, la jubilación, proviene de júbilo (iubilum, jubilare), la alegría de no tener que trabajar más.

Durante la Edad Media, la expresión latina "Ora et Labora" -Reza y Trabaja- llegó a expresar la vocación de la vida monástica Benedictina. El capítulo 48 de la Regla de San Benito decía "La ociosidad es enemiga del alma.  Los hermanos deberían participar en unos momentos concretos en el trabajo manual y en otros momentos en la lectura de la palabra de Dios". Esa dignidad dada al trabajo manual era revolucionaria, dada la concepción degradante que se atribuía al trabajo físico en aquella época de San Benito, dejándolo solo para los siervos y clases bajas.

Según relatan distintos autores (Stiglich, Gebelein, Arribas) que han estudiado la hermética tradición de la Alquimia, los antiguos alquimistas tenían su Oratorio y su Laboratorio, a uno y otro lado de su Escritorio, representados en este dibujo:


"Amphitheatrum sapientiae aeternae - Alchemist's Laboratory" by Hans Vredeman de Vries - http://www.library.wisc.edu/libraries/SpecialCollections/khunrath/labbig.html. Licensed under Public Domain via Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Amphitheatrum_sapientiae_aeternae_- _Alchemist%27s_Laboratory.jpg#mediaviewer/File:Amphitheatrum_sapientiae_aeternae_-_Alchemist%27s_Laboratory.jpg


Ante la aparición del protestantismo, Max Weber en su obra "La ética protestante y el espíritu del capitalismo", plantea que al orientarse el trabajo a la obtención de un beneficio mundano, se sientan las bases del capitalismo. El orden moderno se transforma en una jaula de hierro. Aun así, el trabajo no era un fin en sí mismo, sino un "sacrificio" en aras de la salvación. Así se forma un hombre austero y ascético, que hace del trabajo la razón de su vida. Sacrificio, oficio sagrado. El fin de su existencia es generar riqueza, no para su beneficio sino para asegurarse la vida eterna. Según este criterio,

"la riqueza es reprobable sólo cuando incita a la pereza corrompida y al goce sensual de la vida; el deseo de enriquecerse sólo es malo cuando tiene por fin asegurarse una vida despreocupada y cómoda y el goce de todos los placeres; pero, como ejercicio del deber profesional, no sólo es éticamente lícito, sino constituye un precepto obligatorio".


Marx en "El Capital" conceptualiza el trabajo como la actividad por la que el hombre transforma la realidad para satisfacer sus necesidades físicas o espirituales. El tema central de su filosofía es la erradicación del trabajo sin entido, alienado, enajenado, hacia un trabajo enriquecedor, un trabajo libre
"El trabajo es, en primer término, un proceso entre la naturaleza y el hombre, proceso en que éste realiza, regula y controla mediante su propia acción su intercambio de materias con la naturaleza. En este proceso, el hombre se enfrenta como un poder natural con la materia de la naturaleza. Pone en acción las fuerzas naturales que forman su corporeidad, los brazos y las piernas, la cabeza y la mano, para de ese modo asimilarse, bajo una forma útil para su propia vida, las materias que la naturaleza le brinda. Y a la par que de ese modo actúa sobre la naturaleza exterior a él y la transforma, transforma su propia naturaleza, desarrollando las potencias que dormitan en él y sometiendo el juego de su fuerzas a su propia disciplina."

La respuesta de la Iglesia Católica ante el movimiento obrero derivado de la revolución industrial se hace explícita en la encíclica Rerum Novarum (1891) de León XIII, sentando las bases de lo que comenzaría a fraguarse como la Doctrina Social de la Iglesia.

Ya en el siglo XX, San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del OPUS DEI, propone que el trabajo es una herramienta de santificación, siendo allí -y no solo en el templo- donde los cristianos se hacen santos. Se logra así reinterpretar el Génesis: Mientras Dios descansa el séptimo día, el hombre completa la obra creadora mediante el trabajo, que ya no será un castigo, sino una encomienda divina. Esta idea será recogida en el Concilio Vaticano II.(Cristian Salv.) y en la posterior encíclica Laborem Exercens, que consolida la conceptualización del Trabajo en la doctrina social de la Iglesia como derecho, como ofrenda, como deber, como santificación, como redenciónButtiglione, reforzando la vocación natural humana por el trabajo, señala: 

“El hombre está llamado al trabajo porque mediante el trabajo cuida a la persona, la propia y la ajena , y ejerce su responsabilidad respecto a ella. Nadie puede cumplir su vocación propiamente humana sino mediante el trabajo"
En la tradición japonesa, el significado de kaizen, generalmente traducido en el mundo del trabajo como "mejora continua" o "búsqueda de la excelencia", proviene de
  • 改 (kai en japonés, gǎi en chino) significa ‘cambio’ o ‘la acción de enmendar’.
  • 善 (zen en japonés, shàn en chino) significa ‘bueno’ o ‘beneficioso’

¿Y si la invitación del kaizen -tan usado en los sistemas de gestión de calidad total- fuera en realidad una invitación a cambiar para ser más buenos cada día? ¿No es eso la búsqueda de la santidad, la santificación?

En hebreo, avodah עבודה,  se usaba para referirse al "trabajo"o "servicio", especialmente el servicio prestado por los levitas en el Templo. Por su parte, en el mundo anglosajón, se asocia la raíz de la palabra work (trabajo) con worship (culto, adoración) y worth (valor), tal como lo sintetiza gráficamente este video de la red "Work as worship".



Nietzsche en 1871 en su "Prólogo a un libro que no se ha escrito" del Estado Griego realiza una crítica al concepto de "dignidad del trabajo" heredado de los griegos, y lo relaciona necesariamente a la dignidad de la vida humana

"Para que el trabajo pudiera ostentar legítimamente este carácter sagrado, sería ante todo necesario que la vida misma,de cuyo sostenimiento es un penoso medio, tuviera alguna mayor dignidady algún valor más que el que las religiones y las graves filosofías le atribuyen. ¿Y qué hemos de ver nosotros en la necesidad del trabajo de tantos millones de hombres,  sino el instinto de conservar la existencia, el mismo instinto omnipotente por el cual algunas plantas raquíticas quieren afianzar sus raíces en un suelo roquizo?
Esta idea de la dignificación por medio del trabajo tiene dos lecturas El trabajo visto como un servicio a la sociedad, confiere un sentido de propósito a aquella actividad que ocupa la mayor parte del tiempo del hombre. Sin embargo, en algunos casos, puede aprovecharse este discurso para sostener esquemas de explotación. Nietzsche sostenía que la idea dignificante del trabajo era una invención de las clases griegas acomodadas para contentar y tranquilizar a sus esclavos, quienes encontrarían en esa ilusión un bálsamo para tolerar su situación. Una imagen que también evocaba aquel letrero "Arbeit macht frei" -el Trabajo Libera- en la entrada de los campos de concentración nazi.


«Auschwitz-Work Set Free». Publicado bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Auschwitz-Work_Set_Free.jpg#mediaviewer/File:Auschwitz-Work_Set_Free.jpg.

Marshall Berman en su libro "Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la Modernidad" nos recuerda aquella frase del Manifiesto de Karl Marx: "Todo lo sólido se desvanece en el aire, todo lo sagrado es profanado, y los hombres se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas". Berman usa la metáfora de la "Pérdida de la Aureola" proveniente de un poema de Baudelaire para referirse a la desacralización del trabajo intelectual de "aquellas profesiones que hasta entonces se tenían venerables y dignas de piadoso respeto -médico, jurisconsulto, sacerdote, el poeta, el sabio- que creen tener poder para vivir en un plano más alto que las personas corrientes, que resultan ser casi los únicos modernos que creen ser llamados a sus vocaciones y que su trabajo es sagrado" , llevando a la proletarización de los trabajadores intelectuales asalariados, que terminan vendiendo su fuerza de trabajo al servicio del capital.

Recientemente, la artista chilena Ana Tijoux ha desempolvado aquella frase, transformándola en el título de un video-clip animado, que nos recuerda el carácter auto-destructivo del capitalismo moderno.


El filósofo coreano afincado en Alemania Byung-Chul Han denuncia que la violencia inmanente del sistema neoliberal, que ha logrado que el hombre moderno se convierta en su propio explotador, lanzado a la búsqueda del éxito. Han denuncia que “el esclavo de hoy es el que ha optado por el sometimiento”. Y lo ha hecho a cambio de un modo de vida escasamente interesante, “la mera vida, frente a la vida buena”, dice, casi pura supervivencia. A cambio de eso, el hombre cede su soberanía y su libertad. Pero lo más llamativo es que el propio amo ha renunciado también a la libertad al convertirse en explotador de sí mismo. Ha interiorizado la represión y se ve abocado al cansancio y la depresión. Pero el cansancio y la depresión no se pueden interpretar como alienación, en el sentido tradicional marxista:

Solo la coerción o la explotación llevan a la alienación en una relación laboral. En el neoliberalismo desaparece la coerción externa, la explotación ajena. En el neoliberalismo, trabajo significa realización personal u optimización personal. Uno se ve en libertad. Por lo tanto, no llega la alienación, sino el agotamiento. Uno se explota a sí mismo, hasta el colapso. En lugar de la alienación aparece una autoexplotación voluntaria. Por eso, la sociedad del cansancio como sociedad del rendimiento no se puede explicar con Marx. La sociedad que Marx critica, es la sociedad disciplinaria de la explotación ajena. Nosotros, en cambio, vivimos en una sociedad del rendimiento de autoexplotación”.

Han plantea que el hombre se ha convertido en un animal laborans, “verdugo y víctima de sí mismo”, lanzado a un horizonte terrible: el fracaso, el cansancio, el agotamiento, el aburrimiento, la agonía del Eros.

Para terminar con esta recapitulación caleidoscópica de miradas en torno a las relaciones entre lo sagrado y el trabajo, sugiero leer Economía Sagrada de Charles Eisenstein, donde plantea que gran parte de lo que más valoramos en esta vida - y que además nos hace más felices-, nos viene dado en forma gratuita: el amor, la amistad, el cariño, la vida, la naturaleza... y enfatiza la importancia de la economía del don -gift economy-, del regalo, del poder multiplicador de los rituales de generosidad y gratitud.



Cada historia tiene distintas versiones. Lo que marca la diferencia es la versión que creemos, la versión que contamos, la versión que vivimos. Hay muchas formas de entender el trabajo. Unos creen que solo pican piedras y otros se enorgullecen de construir catedrales. Si, como dicen, estamos hechos de historias, ¿qué historia nos contamos diariamente sobre el sentido de nuestro trabajo? ¿qué posibilidades se abrirían si exploráramos un sentido trascendente de lo cotidiano? Aquellos que vivimos de nuestro conocimiento, ¿qué creencias tenemos respecto al trabajo manual? ¿qué nos impulsa cada día a levantarnos para trabajar?