viernes, 28 de febrero de 2014

Por mí y todos mis compañeros

Estos días de verano he disfrutado el placer de contemplar a mis hijos jugando por las tardes al escondite (o las escondidas, para el lector latinoamericano) con sus amigos de la plaza. Inevitablemente, me evocó recuerdos de infancia, cuando jugábamos en el patio del colegio al escondite. En aquel tiempo, cuando ya habían ido apareciendo todos los amigos escondidos menos uno, el último podía llegar corriendo y gritar "Por mí y todos mis compañeros", y con esa simple pero heroica declaración, nos liberaba a todos del efímero yugo.

Sin embargo, hoy, el título de este post evoca mucho más que un juego. Apela a un cambio de conciencia, o mejor dicho, a una expansión de la conciencia. Pasar del  "Por mí"/ "Para mí" / "Me salvo solo"/ "Sálvese quien pueda" al "Por mí y todos mis compañeros" / "Por mí y todos los demás"/ "Nos cuidamos entre todos". Cambios de paradigma. De la competencia a la colaboración. Del miedo a la confianza. De la escasez a la abundancia.

Durante los últimos dos siglos de historia humana, en las economías del mundo occidental, y sobre todo en sus universidades y empresas ha prevalecido la Teoría de la Mano Invisible popularizada por Adam Smith, que -simplificando- partía del supuesto de que si cada individuo guiaba su comportamiento compitiendo de modo egoísta y racional, se obtendría una situación óptima y eficiente de bienestar general para todos.

A mediados del siglo XX, el matemático John Forbes Nash, -cuya vida fue retratada en la película "Una Mente Brillante"- a partir de la teoría de juegos, deduce la existencia de situaciones en las que en el largo plazo conviene más cooperar y ser solidario que competir, poniendo en cuestión los modelos que abogan únicamente por estrategias competitivas.



Ken Wilber en su Teoría Integral identifica distintos niveles de conciencia: Egocéntrica, Etnocéntrica, Sociocéntrica, Mundocéntrica,Planeta-Céntrica y Kosmocéntrica, que asocia a los distintos colores y niveles evolutivos de la Dinámica Espiral.



Por su parte, Jeremy Rifkin en "La Civilización Empática" propone construir una civilización basada en la idea de que estamos programados biológicamente para la empatía. Provoca diciendo que la verdadera mano invisible es el altruismo, es nuestra capacidad para contagiarnos de la emoción del otro. Esta propuesta, fundamentada en los últimos descubrimientos de la neurociencia sobre las neuronas espejo, contrapone audazmente los hallazgos de la Biología frente a los supuestos de la Economía.



De alguna manera, se zanja así un debate milenario, con protagonistas que van desde Séneca, San Agustín, hasta Thomas Hobbes, Jean Jacques Rousseau, hasta los populares Frodo Bolsón y el mismísimo Homero Simpson.



En una línea similar, o al menos resonante, apunta Humberto Maturana desde su Escuela Matríztica, cuando escribe de la Matriz Biológico-Cultural de la Existencia Humana, y la Biología del Conocer y del Amar.

En su último libro "From Ego-to-Eco-system Economies", el economista alemán Otto Scharmer, argumenta precisamente la necesidad de desplazar el lugar interior desde el cual operamos, desde el "Ego" -que me lleva a competir, a salvarme solo, en forma individualista- al "Eco"-que me lleva a una conciencia más sistémica, global, integradora, que incluye al ego y lo integra en "todos mis compañeros", incluyendo todo ser viviente, como uno más en la Trama de la vida.



Según plantea Peter Senge, un cambio de perspectiva como éste al que nos referimos, tan necesario como urgente, los griegos lo llamaban "Metanoia". El concepto de Metanoia nos ha sido heredado en la tradición cristiana como "conversión" o "arrepentimiento", puesto que en griego antiguo se utilizaba para "desandar lo andado". Sin embargo, yendo a la traducción griega, el concepto de Metanoia aparece en la conversión de Saulo / San Pablo, cuando se cae del caballo, y pasa de ser perseguidor a perseguido. En la fórmula griega del Miércoles de Ceniza posterior al Carnaval dando inicio de la Cuaresma, también decían "Metanoíte"... Conviértete, déjate transformar en el encuentro.

En la tradición zen japonesa, para resolver un Koan enigma aparentemente contradictorio, una paradoja, un oxímoron, se requería un Satori, una expansión de la conciencia. Desde la Ontología del Lenguaje propuesta por el filósofo chileno Rafael Echeverría, un coach ontológico lo denominaría "Desplazamiento del Observador". En este modelo O.S.A.R. propuesto por Rafael Echeverría, la atención queda enfocada en los bucles de aprendizaje entre Observador, Acción y Resultados.


Sin embargo, el Sistema circundante queda como un mero entorno. Para enfrentar los desafíos de la transformación cultural, organizacional y social , se requiere un cambio de paradigma, una evolución de la conciencia que considere precisamente los límites planetarios, que respete los ciclos naturales, que sea consciente de los bordes físicos del sistema, definidos científicamente por el Dr. Karl Henrik Robert en The Natural Step Framework, y de la diversidad de necesidades humanas fundamentales (Manfred Max-Neef)... en resumen, que el Observador se sienta parte del Sistema, y -tal como enuncia Bernardo Toro en la Ética del Cuidado- se sienta Co-Responsable por el cuidado del mismo, y de sí mismo. Es precisamente esta aproximación la que propone Manuel Manga desde su Centro para el Liderazgo Evolutivo, poniendo las poderosas herramientas del coaching y el diseñar ontológico al servicio de la evolución de la conciencia y el cambio de paradigma hacia la sostenibilidad, trabajo en el que también han sido pioneros Outofthebox y Glocalminds.



Finalmente, tal como sugiere este último video, para un desarrollo sostenible, cada uno de nosotros debe pensar en todos, actuando en el presente, pensando en el futuro.



Así  lo expone Christian Felber, impulsor de la Economía del Bien Común, a la que están adhiriendo numerosas empresas de todo el  mundo. Un ejemplo inspirador de esta tendencia son las Empresas B, que apelan al sentido primigenio de conceptos como "Compañía" -compartir el pan- y "Beneficio" -hacer el bien-.