martes, 4 de junio de 2019

Gracias, Amigo Miedo

Gracias, Miedo,
por ser la primera señal de liderazgo.
Gracias, Miedo,
por ser el primer paso
necesario para despertar el valor.
Gracias, Miedo, por recordarme
qué es aquello que temo perder.
Gracias, Miedo, por mostrarme
aquello que deseo cuidar,
proteger, conservar.
Gracias, Miedo, por ser
más rápido que el intelecto.
Gracias, Miedo, por percibir
cada amenaza,
por activar mi atención,
y permitirme estar alerta
para defenderme.
Gracias, Miedo, por ser
una herencia de los ancestros.
Gracias, Miedo, por ser
una reacción de mi cerebro reptiliano,
de mi cocodrilo interior.

Gracias, Miedo,
por permitirme sobrevivir
a mi y a cada uno
de mis antepasados,
frente a todos los peligros
reales e imaginados.
incendios, guerras,
accidentes
mamuts, leones,
dientes de sable

Gracias, Miedo,
por activar mis sentidos,
por preparar mi organismo
para huir, atacar o esconderme.

Miedo, eres amigo fiel.
Aunque te vas por un tiempo,
siempre vuelves,
leal compañero.
Me permites discernir
con sabia prudencia,
lo que realmente deseo,
medir la anchura de mi corazón,
evaluar los riesgos,
desafiarme,
y cuando sea el momento,
atravesar el umbral,
dar un paso al frente,
animado por tu hermano el Coraje.

Pequeños gestos, grandes acciones

Despertar cada mañana,
Amar a tu persona amada,
y también a tu amada mascota.
Pedalear en bicicleta,
usar el transporte público,
Preferir las escaleras,
Tener reuniones virtuales
para reducir los viajes.

Apagar las luces,
cerrar el grifo,
ducharte breve.

Cocinar tu comida
y,  si es posible, cultivarla,
elegir ingredientes locales,
consumir la fruta de temporada,
evitar, prevenir, reducir y aprovechar
el desperdicio de alimentos.

Llevar cada día
tu bolsa de tela,
tu propia botella,
y si es necesario,
tus cubiertos,
tu tazón y tu plato.
para evitar desechables.
Rechazar los plásticos de un solo uso,
y rechazar los materiales no reciclables

Dejar o reducir el consumo de carne,
preferir fuentes de proteína vegetal,
plantar un árbol, ojalá muchos.
Reducir tu huella de carbono.

Elegir ropa, muebles y
libros de segunda mano,
reparar tus electrodomésticos,
remendar y zurcir tu ropa,
compartir el taladro,
y todo aquello
que pueda ser compartido,
desprenderte de aquello
que ya no necesitas.

Reducir, Reutilizar,
Reciclar, Reparar,
Rechazar, Responsabilizar,
Compostar ...
y amar a tus lombrices!

Saludar a tu vecino
Servir como voluntario
en la comunidad,
Marchar por una causa,
o mejor, defender todas las causas.
Votar, sí, aunque sea cada cuatro años,
votar, aunque sea en blanco,
aunque sea por el mal menor.
Votar para cuidar la democracia,
aunque sea imperfecta.

Actuar frente a la injusticia,
sacudirse la comodidad,
salir de la indiferencia.

Pero también escuchar,
estar presente para otros,
descansar, dormir bien,
regenerarse,
entregarse por completo,
darlo todo todo todo
ya sea en el amor, en el baile,
en el deporte o en el trabajo.

Atreverse a soñar en grande
Atreverse a dar el primer paso,
aunque sea pequeño.
Que cada pequeña acción
sea con un gran amor.

Ahora imagina todo esto
multiplicado por cientos,
por miles, millones...
Pequeños gestos que cuidan de ti,
y cuidan de otros, de todos
y cuidan del todo.

Tantos gestos,
tantos hábitos...
Son posibles,
son necesarios
¿Pero serán suficientes?
¿Qué más harás tú?
Y tal vez más difícil...
¿Qué dejarás de hacer?
¿Qué te lo impide?

Ejerces un rol de consumidor en el mercado
sí, pero no sólo eso.
ejerces la ciudadanía en la sociedad,
sí, pero no sólo eso.
eres un ser vivo en el entramado vital de la biosfera,
sí, y no sólo eso.

Eres un alma divina
viviendo una experiencia humana,
eres polvo de estrellas,
eres un improbable milagro,
en esta vida,
en este planeta,
diminuto punto azul,
girando rápidamente
en torno a una
bola de fuego,
que no es más
que una estrella enana amarilla,
perdida en una galaxia,
en un inmenso universo
que se expande en cada instante.

Ser auténtico,
atreverse a brillar,
iluminar caminos para otros,
para que otros descubran su luz,
y encuentren sus propios caminos.
Pero sobre todo,
nunca, nunca, nunca,
olvidarse de respirar.