sábado, 27 de julio de 2019

Mañanas grises sin mañana


Hay mañanas 
en que la gravedad
me tira p'abajo con más fuerza,
mañanas en que se me pegan las sábanas,
en que mi cuerpo 
se resiste a abandonar 
su comunión 
con el colchón,
mañanas en que mis pies de plomo
a duras penas alcanzan a arrastrarme hasta el baño,
mañanas 
en que me ducho sin ganas
me afeito sin ganas
me visto sin ganas...



Mañanas en que ninguna música 
logra subirme el ánimo,
en que todo mi ser
se siente viejo, pesado, 
cansado de todo y de todos.

Mañanas en que me pesan hasta las canas.
Mañanas en que mi único deseo
es cerrar los ojos,
alejarme de todo,
y volver a dormir
aunque sea sin ganas.

Mañanas de baja dopamina
de cero serotonina,
de cortisol acumulado
y abdomen inflamado.

Dolor de huesos
Tensión en el cuello
Punzada en el pecho

Hay mañanas de cielo gris
y mañanas grises del alma.

Mañanas grises
en que el reloj gris
dice que amanece gris
pero las nubes grises
que el cielo de gris cubren
aún no lo descubren,
y este cuerpo latente
pero de corazón durmiente
se niega a levantarse consciente.


Hay mañanas sin sol
y noches sin luceros
ni estrellas fugaces
a las que pedir deseos.
Hay noches sin sueño
y noches sin sueños
y noches sin deseo.



Mañanas en que ningún fósforo enciende
 ni el gas de la cocina, 
ni las cenizas que quedan 
de lo que fue mi corazón ardiente.



¿Pereza? ¿Cansancio?

 ¿Desgano? ¿Estrés?
¿Depresión? ¿La Agonía del Eros?
¿Será la crisis de la edad mediana?
¿La crisis de los deseos por la crisis climática?
¿Es la apatía una vía de escape 
para evitar sufrir por el dolor del mundo?
¿Será el peso del mundo en mi espalda de Atlas?

¿O solo un vacío de mi alma perdida entre el ser y la nada?
¿No son acaso demasiadas hipótesis para solo un diagnóstico?




Hay mañanas sin un mañana,
donde cualquier horizonte de esperanza
no es más que una ilusión lejana.
Mañanas en que la luz se esconde tenue entre las sombras
Mañanas en que la mejor versión de mí
se siente una estrella sola y lejana.



¿Dónde quedó aquel sol amarillo del kin maya?

 ¿A dónde se fue aquella vitalidad desbordante?
¿Cuándo se esfumaron aquellas ganas de vivir?



¿Quién reconstruirá hoy aquel mañana?
¿Cuándo esas mañanas 
estarán inspiradas 
por un mejor mañana?



¿Qué nueva alquimia

disolverá este opaco plomo 
para que coagule en brillante oro?



¿Qué conjuro disolverá
está armadura oxidada 
para que este corazón acorazado
vuelva a sentir sus latidos
para sentir que está vivo?



¿Dónde estás Ave Fénix? 

 Ven ya a soplar mis brasas.