miércoles, 8 de enero de 2020

Ulises y Jesús



Dos hombres atados a un madero.
Dos reyes sin trono ni corona.
Un héroe y un antihéroe.
Un mástil y una cruz.
Vertical y horizontal.

Ambos adultos, jóvenes,
barbudos y de pelo largo.
la piel curtida por el Sol
del Mediterráneo.

Ambos fueron tentados.
Uno en el mar. El otro en el desierto.
Ambos en un retorno a casa.
Uno en retorno a la Casa del Padre.
Otro de regreso a Ítaca,
para volver junto a Penélope y Telémaco.

Uno acepta la voluntad del Padre,
traicionado, entregado, fracasado,
 juzgado sin debido proceso
condenado por la indiferencia
latigado, castigado, derrotado
sacrificado como un cordero
cuelga exhausto, cabizbajo
sufriente de sendos clavos
que atraviesan sus manos.
Víctima de la tortura
y la represión del Imperio opresor.

El otro, pide a su leal tripulación
de oídos con cera tapados,
ser atado a su mástil,
para no caer en la tentación
para evitar dejarse llevar
por el seductor encanto
de las hermosas sirenas
y su misterioso canto,
al que otros cedieron.
Tenso, con los dientes apretados,
los puños apretados,
el pecho apretado,
Diría que hasta excitado,
la piel doblemente salada
salpicado de sudor y mar.
Los cabos marcados
en las muñecas, 
tobillos, caderas y brazos.

domingo, 5 de enero de 2020

El mástil de Ulises


Advertencia de Circe a Ulises:


"Primero llegarás a las Sirenas, las que hechizan a todos los hombres que se acercan a ellas. Quien acerca su nave sin saberlo y escucha la voz de las Sirenas ya nunca se verá rodeado de su esposa y tiernos hijos, llenos de alegría porque ha vuelto a casa; antes bien, lo hechizan estas con su sonoro canto sentadas en un prado donde las rodea un gran montón de huesos humanos putrefactos, cubiertos de piel seca. Haz pasar de largo a la nave y, derritiendo cera agradable como la miel, unta los oídos de tus compañeros para que ninguno de ellos las escuche. En cambio, tú, si quieres oírlas, haz que te amarren de pies y manos, firme junto al mástil —que sujeten a este las amarras—, para que escuches complacido, la voz de las dos Sirenas; y si suplicas a tus compañeros o los ordenas que te desaten, que ellos te sujeten todavía con más cuerdas. Cuando tus compañeros las hayan pasado de largo, ya no te diré cuál de dos caminos será el tuyo; decídelo tú mismo en el ánimo."



Mástil de Ulises,

húmedo y agrietado
madera añeja y resistente.

Viejo mástil,
¿Qué secretos callas?
Si pudieras hablar... ¿qué dirías?
Si pudieras... ¿qué gritarías?
¿qué pregunta me regalarías?
¿qué encantadoras melodías escuchaste?
¿por qué lo otros marineros no se ataron a ti?

¿Qué consejo secreto
me susurrarías al oído
cuando me encuentres
perdido en la niebla
con el ánimo nublado?

¿Cuál es el secreto
de atarse para salvarse?

Elegir ser preso
para no ser presa
por sorpresa de cantos de sirena
ni garras de arpías.
Esclavizarse por un
instante para liberarse
del peso eterno de la culpa.

Benditas cuerdas
que aprietan mis muñecas,
santos los cabos que
oprimen mi pecho,
magnifica venda
que cubre mi vista

Gracias, mástil
por ser maestro y tutor,
por permitirme
seguir mi pequeña odisea
mi retorno a Ítaca,
mi vuelta a casa.


viernes, 3 de enero de 2020

Kundalíbidovital



¿Qué es esta pulsión que me habita?
¿De dónde viene este impulso vital?

Es una serpiente espiral
que asciende verticalmente
por mi columna vertebral
y me lleva inconsciente
a esta conducta visceral.



Es pura energía psíquica
es mi cuerpo astral
es mi alma animal
de fuente divina
y espíritu natural...
es un fértil arrebato
dionisiaco.


Tantos nombres recibe
que ya no importa su nombre
ni cómo llamarla...
Kundalini, Líbido, 
Prana, Ello, Ki, Eros...
es mucho más
que un deseo sexual,
es amor en todas sus formas
es una fuerza cósmica
del universo poético y creativo,
una corriente creadora
de versos y más versos,
es la vida misma
que no muere,
vitaliza y vivifica.



Es un apetito voraz,
un torrente de vida,
un anhelo desbordante
que a veces quiere devorar
y otras, sólo cocrear.


 No importa cómo llamarla,
No hay ciencia que la comprenda
es imposible asirla,
y menos apagarla,
pero cómo, cómo?, cómo!
conducirla,
o al menos canalizarla?
con conciencia aceptarla,
contenerla
sin controlarla
ni reprimirla.
Tal vez sublimarla.

Oh, Vida,
apiádate de mí,
permíteme
vivir sin tí.